viernes, 31 de agosto de 2012
PENSIÓN 65
"Los ricos andan con los ricos, los pobres con los pobres y los desgraciados con los desgraciados. ¡En la vida no hay mezcolanza posible! A partir de los 50 solo se consiguen cachuelos. Las mujeres ni te miran en ese estado de abandono. A los misios se les huele".
En la película "Pequeño gran hombre", el personaje que encarna Dustin Hoffman afirma tener 121 años y ser el único sobreviviente blanco de la batalla Little big horn. Es un viejo recontra arrugado, incluso un poco más que Ezra Pound. En su larga existencia le ha pasado de todo: ha estado en el fango, pero ha logrado recuperarse y salir adelante. No todos los hombres tienen ese carácter. Algunos, cuando alcanzan los 50 años, se derrumban y todo lo que venga después será una indigna y prolongada agonía.
El personaje de nuestra crónica es su hermano, ella sí lo conoce, aunque no lo reconozca del todo. ¿Qué le pudo haber pasado a ese hombre casado, con hijos, para haber perdido la brújula? ¿Quién se hará cargo de él? ¡No tiene a nadie!.
Solo un amigo, si es que se puede llamar amigo a alguien que comparte su misma desgracia. Los dos tienen un gran parecido con los compinches de la película "Vaquero de medianoche", en la que también actúan Dustin Hoffman y comparten una habitación sin calefacción en el Bronx. Su hermano, más bien, deambula por la Sucre, en Pueblo Libre, vive en un cuarto y le han cortado la luz por falta de pago. No puede cocinar en su hornilla. Ella es su único refugio, su luz y esperanza. ¿Pero debe hacerse cargo de él? ¿Por qué los hombres son tan inútiles, piensa, cuando su mujer los deja solos? Ella le prepara un almuerzo al día. Pero no lo recibirá en su departamento porque es una mujer independiente y no se hará cargo de ese lastre. "Siempre son las mujeres las que nos encargamos de los padres viejos o de los hermanos sin rumbo! No es justo. Una amiga tiene a su madre enferma, pero uno de sus hermanos ha desaparecido en el extranjero, su padre se ha divorciado de ella y yo soy la única a la cual recurren en momentos así. ¡Cómo si yo no tuviera vida propia!".
Los ricos andan con los ricos, los pobres con los pobres y los desgraciados con los desgraciados. ¡En la vida no hay mezcolanza posible! A partir de los 50 solo se consiguen cachuelos. Las mujeres ni te miran en ese estado de abandono. A los misios se les huele. Y su hermano ni siquiera está apto para acceder a la Pensión 65. "No la hace. Un nuevo pobre de la clase media no despierta compasión. Soy la única a quien tiene. ¿Cómo es qué pudo pasarle?". Considera que los hombres caminan al borde del precipicio y ninguno está libre de convertirse en un fantasma de la ciudad. No canten victoria.
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