Erase una vez en el colegio

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viernes, 10 de agosto de 2012

¿ESTÁ EL DÓLAR EN AGONÍA?

Los serios desbalances norteamericanos observados en sus frentes fiscal, comercial, laboral, financiero, regulatorio, político y de liderazgo, continúan desenvolviéndose en un mar de paliativos inefectivos y, paralelamente, en una gota de soluciones. Protagonistas de esta crisis, sin duda, el dólar. ¿Qué está pasando con la -hasta hoy- moneda del mundo?.
Primero, el deterioro del valor del dólar es tremendo. Solo con respecto de 1970 su poder adquisitivo se ha retraído a su quinta parte. De otro lado, con relación a las cinco monedas más importantes del mundo, en los últimos doce años su valor se ha deteriorado en no menos de 30%. Todo un desastre para la moneda que pretende continuar siendo el circuito por el que se genera gran parte del comercio y las finanzas del mundo. Segundo, hacia el 2001 se estimaba que no menos del 90% del flujo comercial mundial se desenvolvía empleando el dólar como medio de pago. Hoy esa cifra se acerca al 80% con clara tendencia a la baja. ¿Quién quiere comerciar con una moneda que pierde valor continuamente y cuya volatilidad es alta?. Adicionalmente, en los últimos diez años, los principales bancos centrales del mundo, han pasado a ser compradores netos de oro y la presencia del dólar en sus reservas se ha licuado en no menos de 10 puntos porcentuales, llegando hoy a ser algo menor al 60%. Tercero, sería interesante que Estados Unidos explique cuál es la cantidad de dólares que ha emitido y colocado en todos los rincones del mundo durante los últimos cuarenta años a partir de los desbalances en sus frentes externo y fiscal. Todo esto a vista y paciencia de la inoperancia mostrada por entidades como el FMI y las clasificadoras internacionales de riesgo. Desde 1971, su capacidad monopólica de emisión -sin mayor respaldo- le viene haciendo un daño terrible a todo el mundo. Cuarto, es probable que el flujo del comercio internacional se vea cada vez más y más entorpecido por el envilecimiento y volatilidad del dólar. Si ello es así, solo quedarían dos caminos en el frente internacional. O transitamos por una nueva unidad de cuenta que refleje el valor ponderado de las ocho monedas más importantes del mundo o, en todo caso, volvemos a un casi obsoleto patrón oro. Estados Unidos hoy cuenta con no menos del 70% de sus reservas en oro y, en el extremo, podría evaluar anclar su moneda a este metal. Quinto, nótese que todo lo que acontece hoy en la economía norteamericana está ligado a su creciente necesidad de solucionar su grave problema de sobreendeudamiento. La deuda de su sector público supera ya el 100% de su PBI. Incluyendo la deuda privada y financiera, esta llega a 400% del valor de su producción anual. ¿Cuál es el mecanismo más efectivo y pernicioso para licuar y desaparecer este sobreendeudamiento?: La pérdida de valor de la moneda en la cual se tomó el mismo descomunal sobreapalancamiento. No obstante lo señalado, es difícil pensar que ocurrirá exactamente los próximos años con el dólar como unidad monetaria regente de la producción, el comercio y las finanzas mundiales y, por supuesto, difícil es intuir qué intereses hay exactamente detrás de este desorden inernacional. Lo que sí es altamente probable es que ya estemos presenciando, sin darnos cuenta, la agonía del dólar tal y cual lo conocemos hasta hoy. Esperemos que esa agonía no traiga retos insospechados a un mundo globalizado, aún no adecuadamente preparado para la globalización.

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