Erase una vez en el colegio

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martes, 1 de enero de 2013

INNOVAR PARA EDUCAR

"Mejorar la calidad de educaciòn supone una serie de medidas, pero la principal de ellas es afianzar una verdadera carrera magisterial, meritocràtica y justa" La educaciòn pùblica requirirà de competencia y alianzas con el sector privado para mejorar.
Como si tuvièramos la mejor educaciòn del mundo, en el 2012 el Ministerio de Educaciòn solo gastò el 43% de su presupuesto de inversiòn. Se dio el lujo de dejar sin usar S/.978 millones, que regresaron al Tesoro Pùblico. Es realmente escandaloso. Pareciera que no tuvièramos conciencia de que nos encontramos en los ùltimos lugares en el mundo en rendimiento escolar y que no nos preocupa que la mayor parte de nuestros hijos, particularmente los de menores recursos, no sea despuès capaz de optar por carreras que les permitan incorporarse al mundo del futuro, profundizando las diferencias sociales en nuestro paìs.
¿Asì pretende el Ministerio de Educaciòn administrar, por ejemplo, la nueva carrera pùblica magisterial, un sistema complejo y delicado que no puede fracasar y que requiere de unas capacidades gerenciales y tècnicas sofistificadas? ¿Còmo las adquirirà sini siquiera puede ejecutar proyectos relativamente sencillos? No cabe duda de que este sector requiere de una reforma y un fortalecimiento en sus medios de gestiòn urgentes y de primer orden. Por allì deberìa comenzar el "shock" de gerencia anunciado ya hace unos meses por el ministro de Economìa.
El mejoramiento radical de la educaciòn es un gran objetivo nacional y para lograrlo no hay otra manera que unir esfuerzos. Esto significa, concretamente que el ministerio debe ser capaz de procurar una alianza poderosa con el sector privado y con la sociedad civil para identificar todas las àreas posibles de colaboraciòn y de gestiòn conjunta. Esto va desde el diseño y ejecuciòn de los programas de capacitaciòn y mejoras curriculares, que ahora el ministerio no puede avanzar, tercerizàndolos, hasta la gestiòn de los colegios pùblicos por entidades privadas como Fe y Alegrìa, escuelas de alternancia, IPAE (que son exitosas), empresas y organismos no gubernamentales que han demostrado en la pràctica que las escuelas que gestionan en la actualidad logran de sus alumnos rendimientos apreciablemente superiores al promedio. Es hora de acabar con la tara de la desconfianza y diseñar un esquema de incentivos y facilidades que permita que esas mismas entidades y otras que quieran sumarse a este esfuerzo nacional extiendan esos sistemas de cogestiòn a la mayor proporciòn posible de centros educativos pùblicos.
Diversas empresas privadas estàn cada vez màs comprometidas con la educaciòn. El programa de inclusiòn digital Empresarios por la Educaciòn, por ejemplo, ha alcanzado ya a màs de 70 mil maestros. Los libros "Matemàticas para todos", de Apoyo, con el patrocinio de veinte empresas, estàn en casi mil colegios. Y asì hay varios otros programas muy promisorios. Ya estàn dadas las condiciones para una gran alianza pùblico-privada para sacar la educaciòn pùblica adelante.
Pero hay que ir incluso màs allà . Es hora de un cambio radical. Es necesario empoderar a los usuarios. Darles a los padres de familia vales para que sus hijos puedan asistir al colegio de su preferencia, pùblico o privado. Al mismo tiempo, por supuesto, se requiere empoderar tambièn a los propios centros educativos, a sus directores y a la comunidad, a fin de que puedan tomar decisiones que les permitan mejorar la calidad de la educaciòn que ofrecen y competeir asì en mejores condiciones. Estos colegios podrìan convertirse en asociaciones civiles al estilo de los comitès locales de administraciòn de salud (CLAS), que funcionaron mejor que las postas mèdicas regulares del ministerio. En algunos casos se podràn transferir los colegios a sus profesores, cuando estos hayan demostrado excelencia en sus capacidades pedagògicas y de gestiòn. O concesionarlos al sector privado. O sencillamente entregar su gestiòn a organismos privados, como los casos de Fe y Alegrìa e IPAE arriba mencionados. Tendrìamos, asì, varios esquemas en competencia, a los que se suman, por supuesto, los centros educativos propiamente privados.
Es hora de liberar toda la capacidad de iniciativa que pueda haber en la sociedad para mejorar la educaciòn pùblica. No ponerle cortapisas sino acogerla y dejarle el campo libre para que se despliegue. No podemos seguir perdiendo el tiempo con la ilusiòn de un crecimiento econòmico que termine agotàndose en la inopia de los conocimientos a los que hasta hoy pueden acceder la mayorìa de peruanos.
POR HACER: ES HORA DE ACABAR CON LA TARA DE LA DESCONFIANZA Y DISEÑAR UN ESQUEMA DE INCENTIVOS Y FACILIDADES.

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