domingo, 15 de julio de 2012
EL ESTADO SALVADOR
La semana pasada el pleno del Congreso aprobó un proyecto de Reforma del Sistema de AFP. Resulta crucial reconocer que en las formas de esta aprobación se cometieron una serie de pecadillos dizque políticamente aceptables. UNO: se escondió a su verdadero autor intelectual (y se envolvió como un dictamen de la Comisión de Defensa del Consumidor, a la que no calificaré esta vez como cantinflesca por respeto a Mario Moreno). DOS: se burló a otra comisión congresal (nos referimos aquí a la comisión responsable del control político a las acciones en el sector financiero). TRES: se presentó un proyecto engañoso por variopinto (donde, al incluirse múltiples planos de acción, se distrajo la discusión de los temas centrales). Y CUATRO: se polarizó convenientemente la discusión.
Así, a modo de una criollada estatista, se nos presentó una falsa contraposición. Por un lado, los intereses de las Empresas (AFP) y, por otro, los afanes protectores del consumidor de los diversos planos burocráticos locales. Aquí, blidando la responsabilidad del presidente ante cualquier futuro latrocinio previsional, se inmolaron desde el Congreso Nacional -con oposición incluida- hasta la entusiasta pero silente Superintendencia de Banca, Seguros y AFP, el voraz Ministerio de Economía y Finanzas y el supuestamente sesudo Banco Central de Reserva del Perú.
Lo sugestivo de este cuadro implica reconocer que no existió un representante de los trabajadores. Solo visualizamos un conflicto entre agentes -administradoras y burócratas- con un claro desprecio por el principal: los trabajadores afiliados.
HISTORIA REPETIDA: Procesos similares ya se han visto tanto en nuestro país, en el caso del IPSS (Instituto Peruano de Seguridad Social), y en el exterior, con el caso de las AFJP (Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones) argentinas.; solo importa el fondo. ¿Qué está en juego realmente detrás de esta oportunísima reforma? Pues biuen, cualquiera que revise el dictamen aprobado -y conozca algo de la regulación previsional vigente- entenderá que este proyecto es solo una antesala. El paso previo para que, cuando la BVL se complique otra vez por una caída de los precios externos, el gobierno implemente un muy popular salvataje. Esto, al más puro estilo de la cada día más iluminada presidenta argentina. En este escenario resulta prevesible que al final nos quedemos todos calladitos, "salvados" y felices (sin nuestros fondos).
Pero de la serie de barbaridades esgrimadas en esta tragicomedia existen dos puntos que no debemos olvidar. Primero: implica una falta de respeto sostener que inflando por decreto la rentabilidad de los fondos AFP todo va mejorar. Mayor retorno implica mayor riesgo. Y esto no es una buena idea tratándose de fondos de jubilación. Y Segundo: por favor, no vayan a creer que un decreto va incorporar mágicamente hacia una cobertura previsional adecuada a millones de peruanos que no tienen hoy mayor capacidad de ahorro. Por favor Sr. Ollanta Humala, Sr. Luis Castilla tengan pudor. No le mientan a la gente, que confió en ustedes.
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